1. El primer choque: por qué es tan difícil hoy entrar al mundo laboral
Encontrar trabajo por primera vez nunca ha sido fácil, pero hoy, el reto es aún mayor. Las reglas del juego han cambiado, y muchos de los sistemas educativos no han sabido adaptarse. ¿El resultado? Miles de personas finalizan sus estudios sin una comprensión real de cómo funciona el mercado laboral actual.
Cuando acompaño a personas en sesiones de coaching, muchas veces lo primero que aparece es frustración. No porque no tengan ganas, sino porque sienten que no están preparados para lo que el mercado espera. Las universidades siguen formando para un mundo que ya no existe, mientras el entorno profesional exige habilidades tecnológicas, comunicación estratégica, adaptabilidad… y eso no está en el temario.
A esto se suma una trampa invisible: muchas ofertas piden “mínimo 2 años de experiencia” incluso para puestos básicos. ¿Cómo se entra, entonces, si nadie da esa primera oportunidad?
2. Qué no te cuentan en la universidad (y necesitas saber)
Hay algo que repito constantemente en mentorías: buscar trabajo no es enviar CVs; es entender el mercado. Y eso no se enseña.
Los estudios te dan una base teórica, pero no te enseñan a leer una oferta, a construir una red profesional, a usar LinkedIn estratégicamente o a presentar tu “diferencial” en una entrevista. Sin estas herramientas, muchas personas se quedan atascadas pensando que no valen lo suficiente, cuando en realidad no tienen el mapa del nuevo juego laboral.
Y lo más importante: nadie te habla del impacto de la inteligencia artificial y la tecnología en los procesos de selección.
Hoy más que nunca, la visibilidad y la estrategia importan más que el currículum tradicional.
3. Claves para destacar incluso sin experiencia laboral
Aquí algunas estrategias prácticas que he trabajado con personas en proceso de incorporación al mercado:
- Identifica tu “wow”: ese diferencial que te hace valioso, aunque no tengas experiencia formal. Puede ser un proyecto, una habilidad, una historia personal.
- Experiencia no es solo empleo: voluntariados, prácticas, trabajos no remunerados, colaboraciones, incluso estudios personales… todo cuenta si sabes contarlo bien.
- Apóyate en habilidades blandas: comunicación, resolución de problemas, pensamiento crítico. Son esenciales y a menudo mejor valoradas que ciertos títulos.
- Haz visible tu proceso de aprendizaje: si estás estudiando algo nuevo, publícalo. Si estás haciendo un proyecto personal, compártelo.
Como les digo a mis clientes: no vendas lo que no tienes; vende lo que estás construyendo. El mercado valora mucho más la proactividad que el historial.
4. LinkedIn y visibilidad: tu nuevo currículum
Hoy en día, tener un perfil en LinkedIn cuidado y activo puede marcar una diferencia brutal. No solo para encontrar trabajo, sino para que el trabajo te encuentre a ti.
Una persona que empieza a compartir contenido en LinkedIn (experiencias, aprendizajes, ideas…) se posiciona rápidamente como alguien relevante. En cambio, un perfil estático, sin foto ni actividad, pasa desapercibido, incluso aunque tenga más experiencia.
En coaching insisto mucho en esto: LinkedIn no es solo una red de empleo, es tu escaparate profesional. Y cuando lo usas bien, tu perfil empieza a competir con ventaja, incluso frente a personas con más años de experiencia.
Siempre explico en mis formaciones que
«Si. no estás a la vista, no estás a la lista para que te contacte»
5. Tu plan B también es parte del camino
A veces tendrás que aceptar un trabajo parcial, temporal o en otro sector mientras construyes tu objetivo profesional. No lo veas como un fracaso, sino como parte de tu proceso estratégico.
He acompañado a personas que trabajaban media jornada en hostelería mientras desarrollaban su marca personal como diseñadoras UX. O que daban clases de repaso mientras aprendían habilidades digitales por su cuenta.
La clave está en no perder el foco. Es normal que tu primer trabajo no sea “el ideal”, pero puede ser el que te dé el tiempo, los recursos o la estabilidad emocional para llegar a donde sí quieres.
6. ¿Y si tienes más de 40 años?
Este es otro gran tema: el edadismo. Hoy en día, muchas personas sienten que a partir de los 40 ya es “tarde” para buscar un nuevo empleo o cambiar de sector. Pero eso es solo una narrativa limitante.
Lo que sí es cierto es que necesitarás actualizarte, adaptar tu perfil y, sobre todo, cambiar tu discurso. Si tu experiencia pasada no está alineada con lo que buscan hoy, no basta con mencionarla: necesitas traducirla al nuevo lenguaje del mercado.
Lo he visto muchas veces: perfiles seniors que se reinventan con éxito cuando entienden que su valor no está en el pasado, sino en cómo lo conectan con el presente.
7. Conclusión: no se trata de experiencia, sino de estrategia
Incorporarse al mercado laboral no depende tanto de tu edad o tu currículum, sino de tu claridad, visibilidad y adaptabilidad. Lo que frena a muchas personas no es la falta de oportunidades, sino la falta de visión sobre cómo moverse en este nuevo entorno.
Así que si estás en ese punto —ya sea porque terminas tus estudios o porque estás replanteando tu camino—, recuerda esto:
No es que no tengas experiencia. Es que no te han enseñado a contarla.
❓ Preguntas frecuentes
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Empieza por trabajos puente, busca media jornada o roles que te permitan ganar estabilidad mientras sigues desarrollando tu perfil.
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Resalta aprendizajes aplicables, proyectos relevantes y cómo tu formación encaja en los retos actuales del mercado. Acuérdate de destacar tu valor diferencial.
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Porque es tu escaparate profesional. Ahí te ve quien te puede contratar. La visibilidad supera al currículum.
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Hostelería, atención al cliente, soporte técnico, enseñanza, tareas administrativas. Lo importante es que te den margen para avanzar hacia tu objetivo real.